jueves, 1 de mayo de 2014

Qué vivan las pequeñas decisiones

    Qué vivan las pequeñas decisiones, porque son ellas las que nos cambian la vida. 

Las que determinan que yo esté escribiendo esto desde el lugar en que lo hago, y que tú puedas leerlo desde el lugar en que lo haces. 

    Esas decisiones que tomamos sin querer, y sin quererlo nos cambian. Que nos ayudan a evolucionar, a seguir adelante, a vivir alegrías y también tristezas... esas que, en definitiva, nos hacen ser quién ahora somos.

Esas pequeñas decisiones, que pueden cambiarnos el día, y también toda una vida.

    Las que nos brindan la bendita oportunidad de convertir a esos perfectos desconocidos en las personas más importantes de nuestra vida. Esas que tomamos en el metro cuando sin un por qué aparente escogemos hora, vagón y asiento. 

Decisiones que no valen nada, y lo valen todo.




   Qué vivan las pequeñas decisiones
y qué vivan las grandes personas que llegan con ellas.